Año 2006.Comienzo a asistir a un Centro de Alfabetización.Venía con un primario incompleto y con "no" muchas ganas de terminar.Pero las cosas comenzaron a suceder. Y sin que me lo propusiera, estaba asistiendo también a una clase de computación, donde tuve la oportunidad de tener contacto con esta máquina que tanto miedo nos produce...más a aquellas mujeres que dedicaron gran parte de su vida a educar niños y lavar platos.
Y aquí estoy, compartiendo este tiempo de computación con personas de otros Centros.
Una nueva experiencia. Pero no termina todo aquí, sino que es también la oportunidad de compartir vivencias de nuestros maestros, como el caso de la Srta Cristina.Escuchar cómo nos contaba su ida al Chaco, ver la necesidad de la gente de ese lugar, la injusticia con sus tierras, el abuso de poder, la indiferencia de parte de nuestros gobernantes...
¡Cómo me tocó todo eso! y pensaba...yo ¿qué puedo hacer en medio de todo esto?
pero...¿saben qué? ¡Podemos hacer y mucho!. Ponernos en su lugar, sentir como sienten ellos, pensar como piensan ellos y darnos cuenta que no sólo estamos aprendiendo computación, sino que estamos conociendo la otra cara de la Argentina...
Argentinos como nosotros, pero que sufren hambre e injusticias.
Y allí está la intervención nuestra: dar a conocer aquello que hemos oído...¿Dónde? En medio de la sociedad en la que vivimos.
Nosotros lo hacemos en este lugar, pero otros también lo harán en otros lugares y así se oirá en toda Argentina, el grito silencioso de nuestros hermanos aborígenes.
CUANDO HAY UNA META Y UN PROPÓSITO.... NO HAY LÍMITE....
